martes, 18 de octubre de 2011

THE SOUTH COUNTRY: UN POEMA DE HILAIRE BELLOC

Los pocos o muchos lectores del blog (sensacionales todos, independientemente de cuántos sean) quizá habrán / habréis observado por su título que no solo está dedicado a Gilbert Keith Chesterton, sino tambien a su esposa, Frances Blogg, y a su querido amigo, Hilaire Belloc

Pues bien, con frecuencia me reprocho a mí mismo por no escribir alguna cosa más sobre Hilaire Belloc (1870-1953), autor excelente, activista político, periodista, historiador, literato y poeta católico anglofrancés. Ya le he consagrado algunas entradas del blog pero no me parecen suficientes. 

Así pues, el otro día me conjuré para buscar y encontrar algún tema sobre Hilaire Belloc y he aquí que, en un viejo libro, una antología de poesía inglesa, The Golden Road, compilada por W. Bertram White en 1949, hallé para mi sorpresa un poema de Belloc. Acto seguido, me puse a traducirlo, de forma muy rudimentaria (como es mi pobre conocimiento del inglés) y, por supuesto, sin forzar la rima en español ni el verso medido. Si hay alguna rima, que la hay, es fruto del azar o de la coincidencia de los finales en castellano, como en cualquier lengua. He de decir, no obstante, que me he permitido algunas licencias, todas ellas con el fin de que el texto sea más accesible e inteligible para el lector de lengua española.

Los lectores habrán / habréis de sufrir esta mi mala versión, ya que no he podido encontrar por ahí otra. Es un poema muy hermoso y estoy seguro de que os gustará y de que lo disfrutaréis tanto como yo. Ahí va, primero en el original inglés, y luego en mi humilde versión:

THE SOUTH COUNTRY

When I am living in the Midlands
That are sodden and unkind,
I light my lamp in the evening:
My work is left behind;
And the great hills of the South Country
Come back into my mind.

The great hills of the South Country
They stand along the sea;
And it's there walking in the high woods
That I could wish to be,
And the men that were boys when I was a boy
Walking along with me.

The men that live in North England
I saw them for a day:
Their hearts are set upon the waste fells,
Their skies are fast and grey;
From their castle-walls a man may see
The mountains far away.

The men that live in West England
They see the Severn strong,
A-rolling on rough water brown
Light aspen leaves along.
They have the secret of the Rocks,
And the oldest kind of song.

But the men that live in the South Country
Are the kindest and most wise,
They get their laughter from the loud surf,
And the faith in their happy eyes
Comes surely from our Sister the Spring
When over the sea she flies;
The violets suddenly bloom at her feet,
She blesses us with surprise.

I never get between the pines
But I smell the Sussex air;
Nor I never come on a belt of sand
But my home is there.
And along the sky the line of the Downs
So noble and so bare.

A lost thing could I never find,
Nor a broken thing mend:
And I fear I shall be all alone
When I get towards the end.
Who will there be to comfort me
Or who will be my friend?

I will gather and carefully make my friends
Of the men of the Sussex Weald;
They watch the stars from silent folds,
They stiffly plough the field.
By them and the God of the South Country
My poor soul shall be healed.

If I ever become a rich man,
Or if ever I grow to be old,
I will build a house with deep thatch
To shelter me from the cold,
And there shall the Sussex songs be sung
And the story of Sussex told.

I will hold my house in the high wood
Within a walk of the sea,
And the men that were boys when I was a boy
Shall sit and drink with me.


Río Severn


LAS TIERRAS DEL SUR

Cuando yo vivía en las tierras de los Midlands,
que son lluviosas y desapacibles, 
encendía mi lámpara al atardecer:
Mi trabajo, a un lado, olvidado,
mientras las altas cumbres de las tierras del Sur
volvían a mi mente.

Las altas cumbres de las tierras del Sur
se alzan en pie a lo largo del mar;
y es andando por entre aquellos espesos bosques
por donde a mí me gustaría estar,
y que los hombres que eran niños cuando yo era niño
me acompañaran en mi paseo.

Los hombres que viven al Norte de Inglaterra
pude verlos todo un día:
sus corazones resbalaban sobre tierra baldía,
bajo cielos veloces y grises;
desde los muros de sus castillos uno puede ver
las montañas en la lejanía. 

Los hombres que viven al Oeste de Inglaterra
contemplan el fuerte río Severn,
rodando sobre ásperas aguas marrones
que pasan ligeras dejando a lo largo su temblor.
Ellos conocen el secreto de las rocas
y la clase más vieja de canción.

Pero los hombres que habitan las tierras del Sur
son los más amables y más sabios,
pues reciben su sonrisa del ruidoso oleaje
y la fe de sus ojos felices
proviene seguramente de nuestra Hermana la Primavera
cuando con sus alas sobrevuela el mar;
las violetas florecen de repente a sus pies
y Ella nos bendice por sorpresa.

Nunca suelo ponerme entre los pinos
pero huelo con frecuencia el aire de Sussex;
ni suelo marchar sobre el suelo de arena
pero mi hogar se encuentra allí.
Y a lo largo del cielo la línea de cascadas
se me aparece tan noble y tan desnuda.

Sería incapaz de encontrar una cosa perdida
ni un remiendo para un descosido:
Y temo que estaré completamente solo
cuando me encamine hacia el final.
¿Quién estará allí para consolarme
o quién será mi amigo?

Me juntaré y con cuidado haré mis amigos
de entre los hombres de los bosques de Sussex;
los que miran las estrellas de pliegues silenciosos,
los que enhiestos cosechan los campos.
Gracias a ellos y al dios de las tierras del Sur
mi pobre alma quedará curada.


Si alguna vez llegara a ser un hombre rico
o si alcanzase la edad de la vejez,
construiría una casa de paja espesa
para abrigarme del frío.

Y allí las viejas canciones de Sussex serían cantadas
y sería cantada la historia que Sussex contó.


Levantaré mi casa en el bosque profundo,
en un paseo cercano del mar,
y los hombres que eran niños cuando yo era niño
se sentarán y beberán junto a mí.


HILAIRE BELLOC (1870-1953)


Espero que os haya gustado. Es un poema tierno, lleno de belleza natural, de buenos presagios y de amor hacia Dios, hacia los hombres (los de las tierras del Sur y los de todas las tierras, claro) y hacia Inglaterra y, por qué no, hacia cualquier lugar que amemos. 

Agradezco vuestra amable lectura. Cuidaos mucho. Que Dios os bendiga y Nuestra Señora os proteja siempre.